Si hay alguna argucia común a la que recurren todos los regímenes despóticos en la historia de la humanidad, es a la perversión de las ideas y conceptos. La utilización de falacias, sesgos cognitivos y eufemismos, suelen ser generalmente aderezos a la abierta destrucción de la institucionalidad democrática para oprimir a los miembros de la sociedad. No es extraño observar como ideas y conceptos como los de paz, conciliación, diálogo, entendimiento son pervertidos y desviados de su finalidad natural y son utilizados por las tiranías para tejer su red de dominación, imposturas que llegan a trastocar y abominar igualmente los conceptos de constitución, poder constituyente, legislación, soberanía, patria y hasta la propia idea de democracia, banalizándola y reduciéndola simplemente al acto eleccionario, que si bien es importante, es lo menos significativo, ya que no puede haber democracia sin separación de poderes , garantía de derechos humanos, responsabilidad efectiva de la administración pública, tutela judicial efectiva, entre otros.
Venezuela más que un estado fallido, es un Estado delincuente, no hay duda alguna al respecto, pero lo más grave es que quienes están llamados principalmente a resistirse a la tiranía, como son los actores políticos de oposición, no solo que le hacen un flaco favor al Estado de derecho, sino que se han convertido en actores a favor del sistema tiránico, bien por acción u omisión, voluntaria o involuntariamente, sesuda o imbécilmente, en fin, la mesa está servida para la tiranía con actores de oposición tan genuflexos al despotismo que solo les llega la mente a pensar que la democracia es solo un tema de votos, cuando hay muchas otras acciones igualmente democráticas y constitucionales, bastante contundentes, que tiene como finalidad la recuperación del Estado de derecho; un solo ejemplo: la resistencia constitucional.
Para poder abordar un problema y procurar una solución, de cualquier asunto, desde el más simple al más complejo, antes de aventurarnos a ejercer cualquier acción, primero hemos de elaborar un diagnóstico lo más detallado posible del caso, y de allí, actuar en consecuencia, diagnóstico y evaluación que ante situaciones de gravedad como la que atraviesa Venezuela cobran especial importancia.
Ha habido quienes se apresuran a señalar que la salida a la crisis política de Venezuela no puede ser democrática, cuando lo que quería decir era electoral; otros que no se debe acudir al procesos eleccionarios de gobernadores y alcaldes, otros todo lo contrario, que a pesar de ser de oposición si debe irse a las urnas, hasta patéticos casos se han visto de alcaldes que se lanzan a gobernador que clientelar y ridículamente se sustentan en cancioncitas de moda; cuando por su falta de defensa de la constitucionalidad han permitido que las gobernaciones y municipios no sean más que un caparazón vacío al que le han quitado sus más esenciales atribuciones, pero de esto no es lo que quería conversar, aunque tal vez en otro trabajo bien merezca una líneas.
Evaluemos qué padece Venezuela, qué tiene y qué es, y luego de allí, podríamos, en mayor o menor grado proponer tratamientos.
Me permito ahorrar un tiempo y arribar a unas conclusiones puntuales. En Venezuela no hay Estado de derecho y no hay democracia, y si la hay, está totalmente pervertida, entonces estamos ante algo totalmente diferente.
Pero si no es un Estado de Derecho y no hay democracia ¿Qué es? Es un Estado fallido, un Estado delincuente en el que lejos de haber una democracia podríamos estar ante una oclocracia, cleptocracia, patocracia o una hezocracia, pero eso sí, cualquiera de ellas plagada de ponerófilos.
Veamos…
Harto conocido es que democracia viene de “Demos” de “pueblo” y de “kratos” que es “autoridad” o “gobierno”, es decir, el gobierno del pueblo, de esto que es muy elemental, perfectamente podemos deducir que es por ejemplo la idea de “meritocracia”, el gobierno de aquellos que han logrado los méritos suficientes para ello. Pero que queremos decir con expresiones más complejas como la ponerofilia, la ponerología política, la oclocracia, la cleptocracia, la patocracia y la hezocracia.
La ponerofilia, expresión utilizada por Aristóteles en su magistral obra La Política para referirse a la amistad y acercamiento hacia el mal, lo perverso, hacia lo malvados. Expresión que adquiere nuevos aires ante la utilización por el psiquiatra polaco Andrzej Lobaczewki en su libro “Ponerología Política” en la que desarrolla minuciosamente el estudio del mal y sus efectos en la política, así como las patología de las clases gobernantes y sus efectos en las sociedades, señalando que las mismas pueden devenir en patocracias.
Sobre la patocracias, podemos destacar[1]:
«Definición de Patocracia:
Definición: patocracia (n). Un sistema de gobierno creado por una pequeña minoría patológica que toma el control de una sociedad de personas normales (extraído de La Ponerología Política: una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos, de Andrzej Lobaczewski)
Patocracia: del Griego pathos, “sentimiento, dolor, sufrimiento”; y kratos, “poder, control”
Una forma totalitaria de gobierno en la cual el poder político absoluto está en manos de una élite psicopática, y su efecto sobre la gente es tal que la sociedad entera está dirigida y motivada por valores puramente patológicos.
Una patocracia puede tomar muchas formas y puede insinuarse de forma encubierta como una ideología o un sistema aparentemente justos. De esta manera, puede enmascararse bajo el disfraz de una democracia o teocracia, o bien en forma de regímenes más opresivos.
Características:
1.- supresión del individualismo y la creatividad.
2.- empobrecimiento de los valores artísticos.
3.- empobrecimiento de los valores morales; una estructura social basada en el interés propio y el ventajismo (n. del t. «upmanship»), en lugar del altruismo.
4.- ideología fanática; frecuentemente una forma corrupta de una ideología viable y válida se convierte en un ‘troyano’, pervertido a su forma patológica, con poco parecido a la substancia del original.
5.- intolerancia y sospecha de cualquiera que sea diferente, o que no esté de acuerdo con el estado.
6.- control centralizado.
7.- corrupción generalizada.
8.- actividades secretasen el seno del gobierno, pero vigilancia de la población general. (En contraste, una sociedad sana tendría procesos de gobierno transparentes, y respeto por la privacidad del ciudadano individual).
9.- gobierno paranoide y reaccionario.
10.- legislación excesiva, arbitrara, injusta e inflexible; el poder de la toma de decisiones es reducido/eliminado de la vida cotidiana de los ciudadanos.
11.- una actitud de hipocresía y desprecio, demostrada por las acciones de la clase dirigente, hacia los ideales que dicen seguir, y hacia los ciudadanos que dicen representar.
12.- medios de comunicación controlados, dominados por la propaganda.
13.- desigualdad extrema entre los más ricos y los más pobres.
14.- uso endémico del razonamiento psicológico corrupto,tal como la paramoralidad, pensamiento conversivo y doble discurso.
15.- gobierno por la fuerza y/o por el miedo al uso de la fuerza.
16.- la gente es considerada como un ‘recurso’ para ser explotado(de donde procede la expresión «recursos humanos»), en lugar de individuos con valor humano intrínseco.
17.- la vida espiritual se restringe a esquemas inflexibles y adoctrinadores. Cualquiera que intente ir más allá de esos límites es considerado hereje o loco, y por tanto, peligroso.
18.- las divisiones arbitrarias entre la población (clase, etnia, credo) son inflamadas para convertirse en conflicto mutuo.
19.- supresión de la libertad de expresión – debate público, manifestación, protesta.
20.- violación de los derechos humanos básicos, por ejemplo: restricción o denegación de necesidades vitales básicas como el alimento, el agua, el abrigo; detención sin cargos; tortura y abuso; trabajo esclavo.»
Sobre las voces de oclocracia, cleptocracia y hezocracia, no ha de existir mayor problema en distinguir su alcance y contenido, es más, resulta un interesante ejercicio individual, ya sabemos lo que es “kratos”, … el gobierno de ….
Entonces, en oclocracia, “oclo”, viene de masa, gentío o muchedumbre, expresión que se le atribuye al gobierno del populacho, por lo general utilizado en aquellos regímenes populistas resultantes de una degeneración de la democracia.
En cleptocracia, “clepto”, viene de “robo”, así pues encontramos la definición de la Real Academia Española:[2]
cleptocracia.
De clepto- y -cracia.
- f. Sistema de gobierno en el que prima el interés por el enriquecimiento propio a costa de los bienes públicos.
Y el último término, Hezocracia; éste si es un poco más complejo, ya que al no existir esa expresión como tal, resulta más bien una propuesta, y su etimología resultaría del concepto de “Hez” y que Aristóteles señalase que era el objeto de admiración de los ponerófilos.
La Real Academia Española[3] y una búsqueda directa de Google, nos da el concepto de “hez”, del que podemos cada uno de nosotros a su vez elaborar una idea del alcance de “hezocracia”
El caso concreto es para poder atender la patología política venezolana, aplicando el tratamiento necesario; tanto al régimen dictatorial, a la oposición y su imbecilidad y la sociedad civil con su molicie, además de diagnosticar que Venezuela es un Estado fallido, ante la falta de democracia o ante una democracia perversa, nos es urgente diagnosticar si más bien no estamos ante una oclocracia, patocracia, cleptocracia o tal vez será una hezocracia.
Yo personalmente aún tengo algunas dudas, pero ustedes ¿Cuál opinan es el diagnóstico?
Concepto de hex:
hez.
Del lat. fex, fecis.
- f. En las preparaciones líquidas, parte de desperdicio que se deposita en el fondo de las cubas o vasijas. U. m. en pl.
- f. Lo más vil y despreciable de cualquier clase.
- f. pl. excrementos.
hez
nombre femenino
1.- Sedimento o poso de una sustancia líquida que se deposita en el fondo del recipiente donde está contenida. «heces de vino»
2.- Grupo de personas que representa lo más despreciable de la sociedad.
«aquel grupito era una auténtica hez de parásitos y herejes cuya erradicación se había propuesto emprender el ama desde el primer día, aunque sin conseguirlo»
3.- nombre femenino plural (heces)
Materia compuesta de residuos de alimento que el organismo elimina por el ano tras haber hecho la digestión.
«heces fecales; las heces de los gatos y los perros»
[1] https://pathocracy.wordpress.com/definition/ traducido en: http://teoriamal.blogspot.com/2014/02/la-patocracia-caracteristicas.html
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